El equipo valvular de control de temperatura del agua, lanzó 3 pitidos agudos. El agua estaba a temperatura ideal para el té.
Teillard preparó 2 tazas, una para ella y otra para Aviva. El vapor dibujó increíbles arabescos, y Aviva se entretuvo mirando hasta que se decidió a hablar.
- Creo que he destruido ese plano... también
- Oh - y Teillard hizo una mueca de preocupación.
- No es que le haya tomado gran afecto, pero es una sensación extraña...
- Antes que te preocupes por nada... - se levantó y digitó un sinfín de botones en el tablero de la T.A.R.D.I.S. Movió 11 palancas
- ...no sé si lo parece, pero odio destruir planos
La T.A.R.D.I.S. mostró en un verde estridente, el resultado en pantalla: gráficos de curva, representaciones 3D de sistemas planares complejos. Teillard observó.
Las jóvenes se miraron.
- No sé si serán buenas noticias, pero te dejará mas tranquila que según lo que veo, el plano sólo sufrió una rotura temporal del equilibrio, se repondrá pronto y el daño no ha sido grave.
Aviva suspiró. Tal vez, aliviada.
Kirlis apareció desde un pasillo, con un objeto lleno de tubos de acrílico y mangueras. Lo observó una vez más, terminando de convencerse y preguntó:
- ¿Esto está a la venta? Me interesaría comprarlo
- ...
- Podrías darle ése muñeco que juntaste, no creo que sea algo bueno para cargar en la espalda - acotó Grendel
Prudenciano levantó la vista de la curación que estaba realizando en el brazo del elfo. Un parpadear bastó para dar a entender que estaba de acuerdo.
- Sí... podría ser. - Miró el títere y el artilugio, tasando mentalmente una y otra vez cada uno de los objetos
Brienne estaba muda, mirando la puerta abierta. El espacio abierto, infinito se mostraba a sus incrédulos ojos. Pensaba en lo pequeña que era su batalla. Cualquier batalla.
Teillard le leyó sus pensamientos y se le acercó. Le señaló las luces que se dibujaban sobre sus cabezas.
- Andrómeda. Es hermosa. Recuérdala así, porque no verás nunca nada igual.
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- Ok, el títere por el artilugio - sentenció Kirlis, luego de dejar el títere sobre los mandos de la nave.
- ¡Al fin! - dijo Grendel - mientras se levantaba cojeando y se asomó a ver Andrómeda, dejando por entendido que daba por finalizada la curación. Prudenciano lo siguió.
Aviva también se acercó a mirar la galaxia. Era una visión inolvidable sin lugar a dudas.
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Cuando todos miraban hacia el exterior, cada uno en sus pensamientos. Sobre el tablero, el títere los observaba. Un objeto sin vida, con la vista fija en la pared de adelante. Hasta que pestañeó.